OTRO MUNDO ES POSIBLE

POR UNA JUSTICIA GLOBAL

CONTRA LA POLITICA DEL FEM

A mediados de septiembre de 2002 Salzburgo se convertirá durante algunos días en una fortaleza policial. El FEM (Foro Económico Mundial) se reunirá de nuevo en Salzburgo. Barreras de contención y puestos de control, así como obstáculos en toda la ciudad dominarán el ambiente. Ya la pasada reunión del FEM tuvo un costo de casi 6 millones de Euros, sin incluir las pérdidas de los/as pequeños artesanos/as y comerciantes en el área acordonada por la policía. Son los/as ciudadanos/as, quienes pagan para la seguridad de una reunión privada de los líderes de los consorcios multimillonarios, los/as mismos/as a quienes no les está permitido ni siquiera ponerse a la vista de quienes se reúnen y cuya libertad de movimiento se ve masivamente restringida no sólo durante la reunión, sino ya desde antes del mismo.

¿Qué es el FEM?

El profesor de economía Klaus Schwab fundó en 1971 el Simposio Europeo de Management, del cual se desarrolló en el curso de los años la principal plataforma ideológica del neoliberalismo global, capaz de generar ganancias aún a costa del hambre de miles de millones de seres humanos.

A partir de 1987 el Simposio se autodenomina FEM. Su meta es “crear una comunidad, una red mundial de quienes toman las decisiones de alto nivel en la economía, la política, las ciencias y los medios”. El FEM es financiado por empresas como ABB, Amoco, Du Pont, Coca Cola, CNN, la Bolas de Valores de Alemania, Mobil, Nestlé, Price Waterhouse y otras similares. Muchas de estas compañías basan sus ganancias en la explotación, esclavitud y el trabajo de niños y niñas. Causan destrucción del hábitat natural a lo largo y ancho del mundo a través de la contaminación ambiental y el maltrato de animales.

Nestlé, por ejemplo, con un volumen de ventas de 53 mil millones de Euros, el consorcio industrial más grande de Suiza, recibe muchas de sus materias primas de países en donde los derechos humanos son pisoteados con las botas. En Costa de Marfil, en donde se cultiva una gran parte de la cosecha mundial de cacao, trabajan según cálculos de la organización de derechos humanos “Terre des Hommes” aproximadamente 20.000 niños/as esclavos/as en las plantaciones.

También el consorcio austriaco OMV está por comenzar a perforar pozos petroleros en Sudán, país seriamente afectado por la guerra civil. Según informaciones de los medios, la explotación petrolera en ese país es acompañada de graves violaciones de los derechos humanos.

Las consecuencias de la política liberal también afectan a las personas en Austria. Con medidas como la reducción de las prestaciones sociales y de los costos salariales, así como la privatización del sector público, el estado se sustrae de su responsabilidad social, siguiendo las directrices de los consorcios multimillonarios. La salud, la educación, la seguridad social y los derechos de los/as trabajadores/as son sacrificados/as ante los intereses de algunas empresas.

El por qué de nuestra protesta

Esta política orientada a las ganancias conduce a una brutal barbarie de la política mundial, la cual se practica con los recursos del poder y de las armas, en lugar de ser producto de negociaciones justas. Con lo cual, después de dos guerras mundiales en el siglo XX, nuevamente se conjura el peligro del surgimiento de conflictos bélicos de dimensión mundial, los cuales no excluyen a los países industrializados.

Nosotros/as no estamos dispuestos/as –así como otros cientos de miles seres humanos alrededor del globo terráqueo- a seguir aceptando que los derechos elementales de todas las personas se sacrifiquen a costa de los intereses de las ganancias de los poderosos. Nos oponemos a que foros que carecen de legitimación democrática y organizaciones, tales como el FEM, la OMC y otros/as coparticipen decisivamente en la política de los estados. No podemos aceptar que derechos elementales como las libertades de opinión, de reunión o de movimiento sean sacrificados por los intereses de unos pocos –con la justificación de garantizar las libertades de éstos. Estamos en contra de que bajo el pretexto de la consolidación de las finanzas públicas (“déficit cero”) se limiten o eliminen las prestaciones sociales, mientras que a las grandes empresas se les exonera.

Nos oponemos a que encuentros de una organización privada como el del FEM conduzcan a que los y las habitantes de esta ciudad ya no puedan moverse libremente, a que quienes piensan diferente ya no puedan expresar públicamente su opinión y a que personas sean expulsadas de la ciudad según criterios arbitrarios.

Por una protesta pacífica

Rechazamos una globalización basada en violencia directa y estructural. Para nuestra protesta contra la cumbre del FEM en Salzburgo rechazamos cualquier forma de violencia. Ante ello consideramos que la desobendiencia civil pacífica es un medio legítimo en el ejercicio de los derechos elementales democráticos.

Llamamos a las y los participantes en la manifestación y en otras actividades a actuar pacíficamente.

Exhortamos a los medios, a la policía y a los/as políticos/as a asumir su responsabilidad para asegurar un desarrollo pacífico de los eventos, por ejemplo a través de garantizar la libertad de reunión y de opinión, así como a prescindir de una información sensacionalista, orientada a mostrar la violencia o ánimos caldeados.

¿Qué queremos y qué planificamos?

Nosotros creemos que solamente un movimiento solidario amplio está en capacidad de imponer alternativas a la política dominante en estos momentos, la cual no toma en cuenta los intereses de los/as asalariados/as, de las mujeres, de los y las migrantes, de la juventud ni de las personas de edad avanzada. Queremos demostrar colectivamente que no es una “ley natural” que la “globalización” represente pobreza y privación de derechos. Al contrario, le queremos inyectar al concepto de globalización la dimensión de ser “orientada al beneficio de todo el globo”.

Nosotros consideramos que es nuestra responsabilidad humana confrontar a los/as participantes en el encuentro del FEM con nuestros argumentes y nuestra protesta.

Nosotros queremos presentar –tanto antes como durante la sesión del FEM- posiciones de contenido, alternativas a la globalización dictada desde arriba, queremos hacer pública nuestra protesta y asentar colectivamente, también en sentido cultural, nuestros puntos de vista alternativos.

Por lo tanto, aquí y en todo el mundo:

¡No a la política del Foro Económico Mundial!

¡Por la condonación de la deuda para los países pobres y por un comercio mundial justo!

¡Por la globalización de los estándares sociales: salario mínimo, seguro médico, derecho a jubilación, pensión por maternidad, derecho a la educación en todas las etapas de la vida, equidad de género y autodeterminación de las mujeres en todo el mundo!

¡Por la protección y preservación de nuestro medio ambiente natural!